Una escapada a Madrid

Mi jefe me pidió que vaya a Madrid para unas reuniones del equipo, en esas en las que no se dice nada importante y además de perder dos días sales con mucho más trabajo del que tenías. ¿Cómo es posible? Nadie lo sabe es uno de esos misterios de la naturaleza. Además de aguantar al pesado de turno, tuve la oportunidad maravillosa de ver a mi familia y de quedar con varios amigos-as que tenía mucha ganas de ver. A los chicos los encontré divinos como siempre. A Uno le costó tres días reconocerme. Justo el día que me venía no paraba de saltar a mi cama. Qué guachito, ahora ¿no?



Pasé unos días en familia, me comí unas milanesas espectaculares y antes de ir al aeropuerto pasamos un momentito por la pastelería Argentina de Majadahonda (chicas un descubrimiento) y me compré alfajores, sanguchitos de miga y factura. Qué gorda, pero y lo que lo disfrute en el avión...